Mujer, 40 años, 162 cm, me meto en cualquiera de las mil calculadoras de peso ideal que aparecen cuando googleas ese ambiguo concepto: peso ideal.

El resultado dice que mi peso ideal ajustado a mi IMC está entre 52 y 66 kilogramos.

Me alegra leer este resultado, creo que esta calculadora es de mi opinión, ¡el peso ideal no existe!

Porque si para mí 52 kilos pueden considerarse peso ideal, pero 14 kilos más también, entonces la cosa está clara, mi peso ideal prácticamente lo decido yo.

Sin embargo, cuando clico en otra de tantas calculadoras la cosa cambia, ésta otra me dice que mi peso para estar saludable debería estar entre 48 y 66 kilos, pero que mi peso ideal es 56,4 kilos, no 57, no 56, 56,4 kg; entiendo que la cosa va de medias, como si estar en la media fuese siempre positivo, ¡que poco saben éstos de rebaño y borreguismo!

¿Cómo es posible una calculadora de peso ideal donde sólo te preguntan edad y altura? ¿acaso será lo mismo si fuese maratoniana que si fuese levantadora de peso?, creo que ya sabéis por dónde voy.

¿Acaso mi opinión importa? ¿importa cómo me siento en según que talla?, porque si de salud se trata, hablemos entonces de salud mental.

Soy dietista, no tengo báscula, bueno, miento, tengo una que hace años no uso, la compré en una época donde yo también creía en la milonga del peso ideal, cuando me pesaba cada día y graficaba “avances” como si de verdad esto significase algo.

Se de sobra lo difícil es que es salir del bucle, se lo que se siente cuando quieres verte mejor y lo mides en números, te subes a la báscula y compruebas que pesas un kilo menos que la última vez que te subiste, y ahora puedes decir que el día empieza bien.

Pero de pronto te estancas, o dejas de perder peso, es el período te dices a ti misma, la retención de líquidos, quizás no cumpliste, o quizás la ansiedad causada por el estrés del día anterior acabó en atracón, la báscula no miente, algo estás haciendo mal, ahora tienes ganas de tirar la toalla.

¡Basta!

Tu peso no te define, tu talla tampoco.

Y cuidado que, pese a las críticas que puedan llegar ahora, no creo en el nuevo concepto de “salud en todas las tallas”, no voy por aquí.

La obesidad es una enfermedad, el exceso de grasa trae graves consecuencias, no se puede estar saludable si tu porcentaje de grasa es muy elevado, y esto no es una opinión, es un hecho baso en evidencia científica.

Pero cuidado, no olvidemos que se puede estar en normopeso, o incluso por debajo, y tener un porcentaje graso típico de persona obesa, persona delgada metabólicamente obesa se llama esto, mucho más frecuente de lo que podemos pensar, así que ojito con evaluar la salud de los cuerpos en base a su forma.

El síndrome metabólico es uno de tantos males que nos acechan al llegar la menopausia, o incluso antes. Las mujeres en esta etapa, por razones que no vienen al caso, perdemos masa muscular y ganamos masa grasa, en algunas se traduce en el peso, en muchas no, y sin embargo hay que tratarlo, hay que hacer ajustes en la alimentación para minimizar esto. Si el indicador que te ha acompañado a lo largo de toda tu vida fue tu báscula, llegarás a este punto sin que salten las alarmas, ha fallado el sistema.

Pero, y entonces, ¿cuál es el mensaje?

Pues que el peso es un dato más, de los menos relevantes, por cierto, que para evaluar la salud de las personas hay que ir mucho más allá, empezando por sus hábitos de vida, cómo comes, cuando comes, cómo te mueves, con qué frecuencia, ¿duermes bien?, y lo más importante, ¿estás bien? ¿te sientes bien?

Como profesionales de la salud, ya se trate de dietistas, médicos o médicas, enfermeros o enfermeras, no podemos dejar que nadie entre a nuestra consulta y nos pida pesar X o pesar Y, y mucho menos decirle a alguien que su peso ideal es éste o este otro.

Su peso ideal es aquel en el que la persona se sienta cómoda, siempre y cuando su estilo de vida sea saludable en cuanto a alimentación, ejercicio y descanso, y por supuesto patologías aparte.

Que si entras en la consulta de un dietista y lo primero que hace es pesarte, sal corriendo, y ni mires atrás.

Hay otros factores mucho más importantes, que aportan información mucho más valiosa y que deben ser los indicadores principales de salud y bienestar, que al final es de lo que se trata.

Si quieres pesarte, adelante, hazlo, es un dato más, pero nunca olvides que tu peso no te define ni a ti, ni a tu salud.

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