La dietética es la ciencia que estudia la forma de proporcionar los nutrientes adecuados a cada persona o colectivo según su estado fisiológico y sus circunstancias. Se trata de mantener y promover la salud a través de una dieta equilibrada.

La dietoterapia es una rama de la dietética que se ocupa de tratar la enfermedad a través de dietas terapéuticas. Podríamos decir que en dietética se mantiene la salud mediante una dieta equilibrada y en dietoterapia se trata la enfermedad mediante una dieta terapéutica.

Una dieta terapéutica difiere de una equilibrada en que se modifican parámetros nutricionales, tipos de alimentos, formas de preparación, etc., con el fin de tratar una enfermedad mediante pautas alimenticias, siempre acompañando al tratamiento médico o farmacológico pertinente.

Hay patologías donde la dieta terapéutica podría ser el único tratamiento recomendado, por ejemplo, la celiaquía.

Sea como fuere, tratamiento único o complementario, un plan nutricional siempre debería diseñarse de forma 100 % personalizada y adaptado a las circunstancias de cada persona.

Cabe señalar que si bien es cierto que hay patologías donde es evidente, indiscutible y socialmente aceptado por todo el mundo que se requiere tratamiento dietético, como colesterol, diabetes, hipertensión o alergias e intolerancias, existen otras donde el debate está servido: nutrición oncológica, tratamiento de enfermedades autoinmunes mediante protocolos alimenticios, disminución de sintomatología en menopausia…

Y sin embargo la realidad es que las experiencias y testimonios hablan por sí solos, la evidencia científica por supuesto, también. La famosa frase de Hipócrates, hoy más que nunca, sabemos es una verdad como un templo:

“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”.

Prácticamente cualquier enfermedad debe ir acompañada de un tratamiento dietético, ya sea con fines preventivos, curativos o paliativos.

Además, existen etapas en la vida de una mujer, unas normativas como menstruación (alteraciones) o menopausia, y otras no normativas, como embarazo o lactancia, donde un buen planteamiento dietético es fundamental, ya que las hormonas a veces nos juegan malas pasadas y una buena alimentación unida a ciertos cambios en el estilo de vida ayudan, y mucho, al bienestar físico y emocional.

Revistas, libros, podcast…hoy en día todo el mundo parece ser experto en nutrición, todos parecen tener consejos de oro bajo el brazo, tu amiga, tu vecina, tu compañera de trabajo, alimentarse bien es muy fácil, sólo tienes que hacer lo que te dicen.

Y sin embargo que cantidad de contradicciones, ¿no crees?, dieta cetogénica, dieta antiinflamatoria, alta en carbohidratos, baja en grasa, alta en proteínas, elimina el gluten, no, mejor elimina las legumbres, no bebas leche, toma chía cada día… ¡para volverse locas!

Si no dejarías que tu vecina te operase de apendicitis, ¿por qué dejarle pautar tu dieta?

Bueno Isa, no seas exagerada, ¿comparar una operación con una dieta?

Te invito a darte un paseo por las redes sociales y ver a los gurús sin papeles que veden batidos por doquier que destrozan hígados en tiempo récord, dietas súper restrictivas sin contexto ni razón aparente, ayunos de mil días sin preparación ni sentido.

El alimento puede ser tu medicina o, todo lo contrario, te aseguro que una dieta mal pautada o un consejo no apropiado puede ser la fina línea entre salud y enfermedad.

¿Recordáis el caso de James Blunt?, el compositor británico contrajo escorbuto por seguir la dieta carnívora, mal pautada, por supuesto.

¿Y la del bebé vegano que ingresó en un hospital de Italia con malnutrición severa?, desgraciadamente de este tipo puedes encontrar muchas noticias en la prensa sensacionalista, padres que con su mejor intención acaban con la salud de sus hijos por seguir malos consejos.

¿Y la de tantos y tantas personas que por culpa de una famosa marca de batidos acabaron ingresados en el hospital con el hígado destrozado y otras tantas cosas más?, si alguien te viene vendiendo batidos, ¡huye!

Las profesiones, existen, y las competencias también, las únicas personas con la formación adecuada y legalmente autorizadas a pautar dietas y hacer planes nutricionales son los dietistas (Técnico Superior en Dietética) y los Dietistas-Nutricionistas.

Ni coach (salvo que además sea TSD o D-N), ni asesor de alimentación, ni un curso de 50 horas de nutrición. ¡Zapatero a tus zapatos, punto!

Aun así, buenos y malos profesionales los hay en todos los sectores, cierto es, pero partir de un mínimo es un buen comienzo.

Un buen profesional se actualiza cada día, se lee los últimos estudios, se apoya en evidencia científica, no cree en las dietas milagros, sino que promueve el cambio de hábitos y busca la adherencia por encima de los resultados rápidos.

Así que permíteme darte un valiosos consejo: ponte en manos de un profesional cualificado y no dejes tu salud en manos de cualquiera.

Ten paciencia y ve despacio, huye de quien te prometa resultados milagrosos en tiempo récord.

La dieta cetogénica puede ser una herramienta maravillosa para según que contexto, y una trampa mortal para otros. Hay a quienes la dieta paleo les va genial y a quienes se les queda corta. Eliminar cierto tipo de alimentos es conveniente en algunas patologías, y perjudicial en otras muchas.

En definitiva, aléjate de los gurús, de aquellos que usan una misma pauta para todo tipo de problemas, pues ya se sabe que para quien sólo tiene un martillo, todo son clavos.

Se flexible, la flexibilidad es la clave del éxito, la rigidez es un modo de autosabotaje muy peligroso.

Y sobre todo busca la personalización, tu estilo de alimentación debe adaptarse a tu estilo de vida, nunca, al contrario.

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